22 sept 2013

Decepcionados



Soy Carlos, el padre de Max. Como sabéis durante y después de cada torneo mi hijo, mi mujer  Laura y yo, hablamos de las sensaciones durante los partidos y a lo largo de todo el torneo para después hacer este articulo, corregirlo, el nos dice esto y lo otro, y al final lo publicamos.  Pues bien, esta va a ser la primera y espero que la última vez que el articulo sea una publicación exclusivamente mía. Y será así, porque la decepción que nos aborda en estos momentos no nos deja ponernos de acuerdo en la manera e intensidad en que deberíamos explicaros lo sucedido en el Torneo de Menores de la Federación Catalana de Pádel, disputado en el CTC de Castelldefels. He decidido dejar hoy totalmente al margen a Max porque lo que hoy me gustaría exponeros todavía forma parte de su formación.

Este iba a ser a priori un Torneo diferente, un reto al que Max no se había enfrentado todavía. La decisión de su compañero Gerard de jugar los torneos con su hermano Pol, hizo que tuviéramos que buscar un compañero nuevo y la decisión de Max de jugar con Alex Yglesias, le obligaba a apuntarse en la categoría Junior. 
 
El viernes teníamos el primer partido y no podía empezar de mejor manera, los contrarios iban a ser precisamente los hermanos Montfor, Gerard y Pol. Personalmente tenía ganas de ver las evoluciones de los hermanos en este verano y en especial las de Gerard. A Max le hacía ilusión enfrentarse a su compañero de todo este año. El partido se preveía ajustado y sobre la pista así fue. Excepto de Alex por no conocerlo, de Max y los hermanos puedo decir que han aprovechado bien el verano. Gerard ha trabajado mucho en su bandeja y ese hombro revoltoso, ahora ya controlado, le permite construirla bien y en ocasiones es definitiva. Los hermanos han trabajado juntos este verano el fondo de pared y su movilidad y han conseguido tener un juego muy consistente. Max y Alex acusaron no haber jugado juntos ningún campeonato, jugaron individualmente bien pero les falto ese entendimiento en la pista que hace falta para cerrar bien los espacios y pasar de la defensa al ataque con garantías de éxito. El resultado de 6-3/6-2 a favor de los hermanos Montfort fue justo premio al trabajo realizado en verano aunque Alex y Max no hicieron un mal partido.


Hasta aquí las cosas iban bien y entraban dentro de lo previsto. Sábado a las 17.00 horas teníamos el primer partido de consolación. Al llegar a las instalaciones nos informaron de un retraso de una hora aproximadamente y después de casi dos horas nos comunican que pasamos directamente a la final por incomparecencia de los contrarios. ¡Vaya!, una tarde perdida y de cabeza a una final donde lo más normal es que haya una diferencia de nivel un tanto exagerada. Cuando ya nos habíamos hecho a la idea de que iba a ser un partido duro para los chicos y que lo mejor que podrían sacar de él es el convencimiento de luchar por hacer el mejor papel posible, recibimos una llamada de Toni, el juez del Torneo y al que le agradecemos su trabajo y trato con los chicos y padres, para darnos la noticia de que ya son Campeones de Consolación Junior puesto que los otros finalistas ya han comunicado que no asistirán al día siguiente a jugar la final.

Creo que soy incapaz de explicar cómo se te queda el cuerpo cuando sabes que tienes que ir a recoger una medalla de Campeón de Consolación de un Torneo en el que solo has jugado un partido y lo has perdido;  creo que tampoco puedo explicar con palabras el enfado que me supone asumir que hemos perdido un fin de semana que podríamos haber aprovechado perfectamente para estar con nuestro otro hijo.

Esta es una situación que se suele dar casi siempre en algún partido de casi todos los torneos, pero en este nos ha dejado con cara de tontos y con las ganas de pedirle explicaciones a no sabemos muy bien quién.

Yo no pongo en duda que en ocasiones existen situaciones a las que no podemos hacer frente y que no nos permiten cumplir con nuestros compromisos. Si, he dicho compromisos, porque participar en un Torneo de cualquier deporte es un compromiso con tus oponentes, es un compromiso con el organismo que organiza el evento y faltar a él sin una razón de peso es una falta de respeto.

 Pero para mí lo peor de todo es la falta de respeto hacia el deporte en sí, faltando al compromiso que adquirimos con él desde el mismo día que incitamos a nuestros hijos a practicarlo. Los valores del deporte que todos nosotros mencionamos en un momento u otro a nuestros pequeños deportistas (lo importante es participar, hay que respetar al contrario, etc.)  son valores que ellos necesitan para crecer como personas integras: el esfuerzo por conseguir una meta, la constancia cuando no todo va como lo hemos previsto, el respeto y la valoración del trabajo de nuestros compañeros; valores que se pierden para la vida cuando decidimos que la posición que hemos ganado no es suficiente para nosotros o que el esfuerzo que hemos aplicado para conseguir un fin que no llega, no tiene valor. Ganar no es lo importante.

Hoy he aprendido, y espero que así lo haya entendido Max, que no son los trofeos los que dan valor al deportista sino que son los deportistas los que dan valor a los trofeos.

Max, hoy, esa medalla de Campeón de consolación que te ha dado vergüenza recoger,  no tiene valor por los adversarios a los que te has tenido que enfrentar, tiene valor por el respeto que les demuestras día a día al deporte, a sus organismos y a tus compañeros.


VA FOORT!!!
CARLOS

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