Todavía corrían por mi
cabeza las anécdotas que me habían explicado mis compañeros del último Torneo
de Menores y todavía pesaba en mi recuerdo el no haber podido participar por
culpa de una rodilla hinchada, cuando Max Martí me llamó para participar con él
en un Torneo del Village Pádel Club. Ya tenía ganas de competir y hacerlo con
Max me hizo una ilusión especial por las buenas sensaciones que tuvimos en
aquel Torneo de Reus y porque llevamos tres meses entrenando juntos con Pablo Aymà.
El primer partido nos enfrentaría
a nuestro también compañero de escuela Enric Batalla acompañado de Juli
Culebras. Hacía mucho frio y costó entrar en calor. Golpeábamos bien a la bola
pero nuestras piernas necesitaban recibir las órdenes dos veces así que en
muchos momentos me encontraba mal colocado y me costó encontrar una buena
situación en la pista. Mi compañero Max estuvo en su línea, mejor que yo de
piernas y buscando confianza para apretar más su bandeja pero ellos centraron
bastante su juego en mí y eso no le ayudo a coger ritmo de bola. En este primer
juego Enric no estuvo especialmente acertado con sus golpes ganadores y
mantuvimos un juego igualado, aunque su mayor consistencia en los peloteos
largos les dio la ventaja en este por 3-6.
Al dia siguiente mi visión del partido realizado era diferente, comprendí que
no habíamos hecho un mal partido y que no me podía permitir no confiar en mi
juego.
El segundo set empezó más igualado. Con 3-2 y nuestro servicio sentí un
poco la presión del partido y mis golpes empezaron a flotar más de lo que yo quería,
quizás ayudo la humedad, pero esto permitió a Albert entrar en juego con su
zurda y apretar a mi compañero. Se sucedieron tres break seguidos, dos de ellos
y uno nuestro, se pusieron 5-3 con servicio y no supimos pelear ese juego con
cabeza, defendimos en exceso y ellos no se sintieron presionados, 6-3 y a por
el super tie-break.
Quizás lo mejor del partido, mantuvimos el buen juego y fue muy igualado.
No nos temblaba la mano y aprovechamos todas las oportunidades que nos dieron
para cerrar los puntos. Con una ventaja de 8-6 a nuestro favor creo que
aparecieron los nervios, eso que llaman miedo a ganar, no sé, la verdad es que
no nos dio la sensación de bajar el ritmo ni de cambiar el juego, pero cuando
nos quisimos dar cuenta habíamos perdido cuatro puntos seguidos y el partido.
Jo, teníamos en la mano la final y no creía lo que nos había pasado, aunque
solo hizo falta una ducha calentita para ponernos la sonrisa en la boca. No habíamos
ganado ningún partido pero nos habíamos quitado la espinita de Reus, buen
juego, confianza en nosotros sobre todo en el segundo partido y mucha
consistencia con herramientas que no tuvimos en aquel torneo que sin duda nos habrían
permitido hacer un buen resultado.
Contento por haber vuelto a competir, muy contento por haberlo hecho con
Max, un jugador peculiar por su estilo, muy joven y con una bandeja que acabará
llevando su nombre. Estoy loco por ir al entreno del lunes y contarle a Pablo,
junto con Max, las sensaciones de esta competición y seguir trabajando para
mejorar mi pádel.
VA FOORT!!
MAX
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